| 
   
En 
el ambiente de una familia numerosa las circunstancias y situaciones 
que se viven diariamente ayudan de una forma más natural al desarrollo 
de muchos buenos hábitos, esto no quita los problemas y preocupaciones 
que toda familia tiene, pero en una familia con pocos miembros, los 
papás tienen que idear formas para inculcar esos hábitos. 
Por ejemplo: cuando somos muchos todos tenemos que ayudarnos en 
todo, y la atención que cada hijo requiere se da, pero a su 
tiempo.¡Cuántas veces hablan todos a la vez! y hay que ceder la palabra 
a uno, en seguida al otro y así.  
Esto ayuda a desarrollar la paciencia, hasta que te toque el turno. 
Al igual que mis hijos yo vengo de una familia numerosa y vi cómo 
mi madre tenía la gran capacidad de estar atenta, de multiplicar sus 
sentidos para conocer a todos sus hijos con sólo una mirada. 
En la conversación con mis hijos pudimos ver que los muchachos de 
ahora tienen más comodidades si son pocos en sus casas, y tal vez más 
oportunidades de estudiar, o por lo menos, mayores facilidades para 
ingresar a la universidad. También tienen más espacio dentro de sus 
casas: además de su cuarto, su ropero, sus juguetes, etc. 
Cuando somos muchos, aunque la casa sea grande, falta espacio, hay 
que esperar para ocupar los baños, para usar el teléfono...todos estos 
pequeños actos de paciencia van ayudándonos de una forma más natural a 
ser más fuertes. 
Por ejemplo, mi hijo mayor se fue un año junto con un amigo a 
estudiar fuera de la ciudad, y aunque nos extrañó, "aguantó", en cambio 
su amigo tuvo que regresarse a los cuatro meses, porque no soportó el 
ritmo de estudios y porque extrañaba demasiado a su familia. 
El tener que "rolarse" tantas cosas (la ropa, la recámara, los 
juguetes, el tiempo de sus papás, etc.) ha ayudado a mis hijos a 
compartir de una manera natural, como la vez que dos de ellos tenían un 
compromiso y sólo un traje qué ponerse, por lo que uno decidió faltar a 
su fiesta para que el hermano fuera con su novia al teatro. 
La democracia puede ser una consecuencia de las familias grandes, 
puesto que por lo menos en nuestro caso, mi esposo y yo ponemos a 
votación a dónde quiere la mayoría ir a pasear, de vacaciones, qué 
película prefieren, si compramos helados o dulces... 
Pero también participan en las decisiones más importantes, como 
cuando su papá tuvo la oportunidad de cambiarse de trabajo, lo que 
requería dejar la ciudad: "nos vamos, se va su papá solo, deja pasar la 
oportunidad, ¿qué nos conviene más?". Todos esos puntos se analizaron y 
decidimos, entre los papás e hijos mayores, lo más conveniente para la 
familia. 
Mis hijos han aprendido a ser generosos con los que menos tienen, o 
lo que están en desventaja, y serviciales con quien lo necesita, porque 
han vivido en casa que al hermano que está castigado hay que ayudarle 
con su tarea extra (barrer el patio, sacar la basura, ayudar con los 
quehaceres), para que le levantemos el castigo pronto. 
En una familia pequeña como que el tiempo sobra, hacen sobremesa en 
la comida, pueden platicar a gusto sin interrupciones y me imagino que 
pueden ser más puntuales que en una familia grande. 
¡Nosotros siempre estamos llegando apenitas a los compromisos!, 
debido a que son muchas cabecitas qué peinar, muchos desayunos qué 
preparar, muchas conversaciones "empalmadas", demasiados "adiós, mamá, 
ya me voy". 
En un restaurante, por ejemplo, tenemos que esperar a que nos 
atiendan, pues no hay mesas suficientemente grandes y hay que juntar 
varias. Mientras, nosotros pasamos muchos apuros para poder ser 
puntuales en el resto de nuestras actividades; por cierto que siempre 
al vernos, ¡al pobre mesero le da la calambrina! 
Conclusiones. 
Resulta fácil conseguir un compañero de juegos en una familia 
grande, porque si estás enojado con uno, todavía puedes buscar la 
compañía de otros, mientras que un hijo único tiene que acudir a 
amigos, vecinos o compañeros si no quiere ser un niño solitario. 
En un hogar de una familia numerosa, se vive la riqueza los 
hermanos y que es una valiosa herramienta para servir a la comunidad. 
No olvidemos que, ¡todas la familias son bonitas!, porque en todas 
hay amor entre sus miembros, no importa que sean sólo tres o diez.
  
 |