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San Juan del Barrio.

San Juan del Barrio

Hicimos un alto en la ermita,

todos juntos, con el fundador,

para pedir con toda el alma

la gracia maestra de la perseverancia.

Luego entonamos el “Salve Regina”,

y siguieron las voces alegres de todos los presentes.

Toda la bóveda se llenó de nuestras voces y plegarias.

Salieron a la historia los mártires de Cotija,

la historia de Don Rafael Guízar Valencia.

Subir a la cima.

SUBIR A LA CIMA

He amado la vida, el sol, las nubes,

el purísimo azul del cielo,

las montañas que estrenan manto verde.

He llorado , he gritado,

he golpeado con los puños esos años,

esos días en que no he vivido,

en que he sido un anciano,

aunque mi cuerpo era el de un joven.

Quiero salir al aire libre,

subir a la cima,

respirar a pulmón lleno el aire puro

y contemplar, con el alma extasiada,

Si te critican.

Si te critican

El primer golpe

al escuchar el piropo o el reproche,

me cimbra.

Pero luego pienso fríamente

en lo que subyace de verdad y de mentira.

Si tienen razón lo aceptaré

y sacaré lecciones;

incluso me sentiré agradecido.

Si les falta razón,

me olvidaré y dormiré tranquilo.

No eres más ni eres menos

porque te alaben o te critiquen.

Sufrir y alegrarse.

Sufrir y alegrarse

De ordinario las metas valiosas de la vida

producen dolor y alegría.

Cuando trabajo, tengo que sufrir,

cuando veo el resultado, lo disfruto.

Es necesario luchar y luchar.

Se pasa por ratos de hastío

de ganas de dejar, de soltar, de huir,

de no ver claro el resultado;

sin embargo hay que seguir, a pesar de todo.

El que más sufre en el trabajo

es el que más disfruta

de los resultados.

Un solo asunto.

Un solo asunto

Cuando me siento a trabajar

tomo un asunto solo,

lo ataco decididamente a él solo,

concentro en él toda mi capacidad mental;

y cuando está concluido,

cierro la carpeta y tomo el siguiente

y hago lo mismo con él.

¡Qué fácil,

qué descansado es luchar, cuerpo a cuerpo,

con un solo enemigo!

En poco tiempo

Sal de tu tumba.

Sal de tu tumba

Al cruzar el umbral de esa cárcel

se abre ante mis ojos

un camino de luz y de esperanza.

Desde lejos una mano me hace señas

y una voz amiga

me grita con tono de mando:

“Sal de tu tumba, prisionero .

Eres libre.

Comienza el camino de la libertad,

del cielo,

de todo lo que no te dejaron realizar

tus antiguas cadenas”.

Ser santo.

Ser santo

Ser santo

fue desde la infancia

mi sueño dorado.

Y en mi edad madura

ese sueño no ha muerto.

Sigue siendo mi meta primera.

A veces parece que muere,

cuando me revuelco en mi sangre

con elánimo partido,

pero me levanto muchas veces,

todas las que son necesarias

y lo vuelvo a intentar.

Mientras dure la vida

la esperanza está abierta y se puede.

Subir.

Subir

He empezado desde abajo

donde se mueven millones de seres;

pero he comenzado a escalar la cumbre

y a medida que subo un poco más,

me encuentro con menos gente,

aunque más cultivada.

Y quiero seguir subiendo.

Ya somos menos.

Quiero encontrarme con menos hombres

cada vez,

más solitario,

porque, a medida que se sube,

quedan atrás los mediocres.

Ser otro Cristo.

ser otro cristo

Ser otro Cristo en este mundo

es la tarea más bella y fascinante.

Pero provoca miedo.

Todos sienten lo mismo.

Hay que salir a las calles

a perdonar a los hombres

en nombre de Cristo,

a celebrar la Eucaristía

en nombre del Redentor,

y, por la noche, desde un rincón

arrodillarme y suplicar,

como el publicano,

que tenga piedad de mi.

Saber vivir.

Saber vivir

Cada uno construye su vida como quiere.

Algunos amargan la existencia:

lo dicen y lo hacen.

¡Pobrecillos! Su vida es un penar,

es una amargura inacabable

que termina con la muerte.

Pero otros convierten los días de su peregrinar

en una maravilla, digna de vivirse.

Saben gozar, saben amar,

saben vivir.

¡Felices, envidiables!