Pasar al contenido principal

Padre Fernando Pascual L.C.

Si Dios quiere...

 

 

En otros tiempos se repetía, casi como un estribillo, la frase “si Dios quiere”. Quizá alguno la usaba tantas veces que hizo que perdiese su sentido, que dejase de significar algo concreto.

Hoy en día resulta extraño escuchar a alguien que añada, al inicio o al final de su discurso, la vieja frase. Esto nos permite usarla con más atención, con más conciencia, dándole todo su significado.

Satisfacciones inmediatas

 

Quiero beber: voy a la nevera y tomo un refresco. Quiero comer: voy a la cocina y preparo un bocadillo. Quiero descansar: voy a la cama y me acuesto. Quiero caminar: salgo de casa y observo coches, árboles y jilgueros. Quiero ver una película: tomo unas monedas y voy al cine de la esquina.

Mil deseos pueden encontrar una satisfacción inmediata. Luego, cuando ya estamos “satisfechos”, pasamos a otra cosa, a otro gusto, a otro proyecto o a un descanso más profundo, el del sueño.

Rico en misericordia

 

¿Cómo es Dios? ¿Podemos descubrir su corazón, ver lo que siente, lo que piensa de nosotros?

Hace 25 años, Juan Pablo II quiso ayudarnos a encontrar la respuesta al publicar su segunda encíclica, Dives in misericordia (Rico en misericordia, unas palabras de Ef 2,4), que tiene como fecha el 30 de noviembre de 1980.

El texto nace de una meditación profunda y larga que Karol Wojtyla había realizado antes de haber sido elegido obispo de Roma.

Se buscan santos

 

 

La elección del cardenal Joseph Ratzinger como Papa nos ha permitido descubrir, releer, investigar, muchos tesoros presentes entre los escritos y conferencias de quien hasta ahora era “solamente” un hombre de Iglesia muy prestigioso y un gran teólogo.

Ríos, vientos y encinas

Hay autores que comparan la vida con los ríos. Para otros la vida se puede comparar con el viento. El río da la sensación de permanencia: el agua siempre corre por el mismo cauce. El viento es algo tan indeterminado que no sabemos cuándo iniciará y de dónde y hacia dónde se moverá.

Regalos

 

 

Llega el momento más esperado: abrir los regalos. Juan entra en la sala y observa cajas llenas de colores. Parece que cada una está gritando: ¡empieza conmigo!

Unas cajas esconden libros de animales. Otras, fábulas de ayer y de hoy. Otras, coches de carreras, caballos o héroes de plástico. Otras, chocolates, caramelos y otros mil caprichos para el goloso. Otras, tal vez algo más serio: un reloj de pulsera, un diccionario para la escuela...