Nuevos sacerdotes para evangelizar
Nuevos sacerdotes para evangelizar
Un joven se acerca a la sede del celebrante. El obispo le impone, en silencio, las manos. El joven vuelve al altar, se pone de rodillas, espera.
El obispo pronuncia las palabras de ordenación. Desde ese momento, el Espíritu Santo desciende. Un cristiano empieza a ser sacerdote “para siempre”.
¿Qué ha ocurrido antes de esos momentos? ¿Cómo llega cada joven a darle un sí total a Cristo?