El veneno de la calumnia
Las palabras son sólo ruido si no nos dicen nada. Las palabras son algo peor que un ruido si nos enseñan mentiras.
Las palabras son sólo ruido si no nos dicen nada. Las palabras son algo peor que un ruido si nos enseñan mentiras.
La epidemia del "síndrome respiratorio agudo severo", conocida como SARS por sus siglas en inglés ("severe acute respiratory syndrome"), ha puesto en jaque a la medicina mundial. Una epidemia es siempre algo serio, y es más seria si se difunde con rapidez, si causa un elevado número de muertos y si no tenemos medios eficaces para curar a los contagiados ni para evitar, mediante vacunas, que se den nuevos contagios.
Cada nueva epidemia provoca un auténtico terremoto en el mundo de la medicina y en la vida de miles (quizá millones) de personas. Lo hemos visto con el SARS ("severe acute respiratory syndrome", en español "síndrome respiratorio agudo severo").
Un día, un dramático día, descubrimos que todo era engaño. No había amor, sólo quería aprovecharse de mi confianza. Alguien quiso pasar un rato agradable conmigo, o simplemente estaba viendo hasta dónde llegaba mi ingenuidad, o quería quitarme algo de dinero.
El hombre es curioso por naturaleza. Queremos saber, no sólo cuando somos niños, sino también cuando las canas van cubriendo nuestras cabezas. Uno de los temas que más nos apasiona es descubrir el origen de la vida.
Pascal afirmaba, de un modo provocatorio, que el hombre es un ser hecho de tal manera que a fuerza de repetirle que es un idiota se lo cree... Lo mismo se podría aplicar a tantas otras “etiquetas” con las cuales podemos reducir y “encasillar” no sólo a un pobre ingenuo que caiga delante de nuestra lengua, sino incluso a nosotros mismos.
Otra vez me han llamado. Ayer fue una boda. Hoy es un bautizo. Mañana viene un político a hablar al pueblo.
Ante mi cámara pasan personas grandes y pequeñas, famosas y desconocidas, ricos y pobres. Casi todos sonríen, como si quisieran dejar fijo, para siempre, un instante de felicidad. Cuando, en realidad, todo pasa, todo cambia, todo ocurre tan deprisa...
André Frossard (escritor francés que vivió entre 1915 y 1995) recuerda una de las preguntas que más le hicieron pensar cuando era un joven inquieto y no muy disciplinado.
Tenía unos 19 años. Se le acerca un joven pocos años mayor que él. Después de varias vueltas y revueltas, el segundo pregunta a André cuál es el ideal de su vida, qué es lo que realmente quiere hacer con su existencia.
La pregunta deja desconcertado a André. ¿Un ideal en la vida? Es decir, ¿una meta, un objetivo, algo que quiero hacer?