Padre Fernando Pascual L.C.
“Yo no la tomo...”
La escena vale para todos los jóvenes del mundo. El Papa Benedicto XVI se encontraba de viaje en Polonia. El sábado 27 de mayo de 2006 le dieron un libro con 30 mil firmas de jóvenes polacos. ¿Qué había en ese libro?
Al día siguiente, domingo, el Papa revelaba el misterio. Después de celebrar la misa comentó que el libro que le habían regalado el día anterior iniciaba con esta declaración: “Yo no la tomo; estoy libre de la droga”.
Era una mañana tibia del octubre romano. Unos turistas entran en la iglesia de san Agustín. A un lado se encuentra la Virgen del parto, famosa en la ciudad de Roma porque a Ella acuden miles de mujeres para pedir por el feliz nacimiento de sus hijos.
Para muchos es un momento realmente difícil. El hijo, la hija, sabe que ha sido llamado por Dios. Ha sentido algo en su corazón, ha reflexionado, ha hablado con un sacerdote para pedir luz y consejo. Por fin, llega a esta sencilla conclusión: “Dios me quiere para sí, Dios me llama a servirle con una donación de toda vida en la Iglesia”.
El sacerdote estaba fuera de la iglesia. Saludó a Manuel, un parroquiano al que conocía desde niño, y le preguntó por la familia.
-Mi mujer muy contenta, gracias a Dios. ¿Los niños? La pequeña ya pronto cumple 3 años, y sigue muy obediente en todo. En cambio, no sé qué hacer con el que tiene 5 años.
-¿Le ocurre algo?
El odio puede nacer de varias maneras. Un adulto empieza a odiar porque ha sufrido una injusticia, o, en casos más graves, porque ha visto cómo asesinan a un familiar o a un amigo. Tal vez uno odia porque ha dejado crecer en su corazón una envidia, un desprecio indefinido, confuso, hacia una persona o hacia un grupo de personas.
Ricardo tenía sólo dos meses de vida cuando su madre, María Cristina Cella, descubrió que estaba enferma de cáncer. Era el año 1994, en una ciudad italiana cerca de Milán.
María Cristina y Carlo Mocellin, hasta ese momento, eran unos padres felices. Tenían otros dos hijos, Lucía y Francisco. Podían decidir el uso de medicinas para curar a la madre, pero a riesgo de que Ricardo muriese.
La familia es el lugar donde se transmite la fe, donde se aprende a amar, donde se ora y se configura la personalidad de los hijos a partir de la experiencia de amor que reciben de los padres.
En muchos países de tradición “occidental” se vive una situación de fuertes cambios culturales, que han creado un clima de miedos y de inseguridad personal y familiar. Algunos síntomas podrían servir para retratar la situación:
-Familias pequeñas (pocos hijos, si los tienen). Esto lleva a una fuerte disminución del número de niños y a la imposibilidad práctica en mantener abiertas algunas escuelas por falta de alumnos.
Un misterio resuelto con la ayuda del amor
El amor entre un hombre y una mujer puede surgir de un "chispazo" misterioso, tras un encuentro casual, en un lugar de vacaciones, en un avión, en un autobús urbano, en un choque (esperamos que no grave) de carretera. Otras veces nace de una historia más larga, tras una conquista más luchada, en una serie de propuestas, avances y retiradas, que sólo después de mucho madurar arrastran hasta el momento del sí total y definitivo.