Pasar al contenido principal

Padre Fernando Pascual L.C.

Desde las canas

 

Cada anciano encierra un mundo de recuerdos, un tesoro de experiencias, una sabiduría madura y fresca. Hablar con un anciano nos enriquece, nos enseña mucho sobre la vida, sobre la amistad, sobre el dinero (que no lo es todo), sobre los hijos, sobre la convivencia matrimonial.  

Democracia y derechos de minorías

Democracia y derechos de minorías 

Todos pueden votar en la democracia. Los que piensan A, los que piensan B, los que no distinguen bien entre A y B, los que no quieren ni A ni B (a veces no votan y se “abstienen”). Los que rezan y los que se declaran ateos. Los que trabajan, los que están en paro, los jubilados y los que no están en ninguno de esos grupos. Los que leen los periódicos, los que sólo escuchan la radio, los que no tienen tiempo para informarse, y los que crean, manejan, manipulan o purifican la información.

Demasiadas seguridades...

 

 

El mundo tecnológico quiere seguridades, garantías. Una nevera está asegurada por 3 años, una computadora por 1 año, una caja de pastillas nos recuerda la fecha de caducidad, y un libro no nace sin haber recibido un número extraño y ser registrado en una oficina de derechos de autor, para que todo esté “bajo control”.  

De dónde nacen las críticas

 

Es fácil encontrar defectos en todo. En los calcetines, en los edificios, en las calles, en los coches, en los policías y en los ladrones (a veces se critica más a los primeros que a los segundos).

Es fácil encontrar defectos entre quienes viven a nuestro lado. El esposo o la esposa, los padres o los hijos, los amigos y los compañeros de trabajo. No hay nadie que no tenga un tic, un pequeño vicio, una pereza más o menos camuflada, una manera de pensar un poco extraña...

Dame un poco de tiempo

Dame un poco de tu tiempo 

 La enfermedad, el dolor, pueden ser aislantes. El que sufre siente la tentación de encerrarse en sí mismo, de guardar el dolor dentro de su alma, de no desvelar un secreto que le pertenece a él, que no puede ser comprendido del todo por los otros.

Cuando dos caminan juntos

 

Leemos en la “Ilíada”: “Cuando dos caminan juntos, cada uno provee al bien del otro”.

Dos juntos... Así de sencillo y así de difícil, pues caminar juntos significa encontrar el mismo ritmo, la misma velocidad, una meta común, un afecto para seguir adelante. Dos juntos, con sueños y con temores, con un pedazo de pan y un poco de agua, bajo el mismo sol, sobre el mismo suelo, entre el polvo y las ramas, hacia una meta común.

¿Cuál es mi grado de felicidad?

 

¿Cómo medir el grado de felicidad, de dicha, de plenitud, de una vida humana?

  

Entre los griegos se decía que nadie puede ser llamado feliz mientras viva, pues todo puede cambiar de repente, en cualquier momento. Cada vida está rodeada de un misterio, de una indeterminación que pone siempre en peligro cualquier felicidad conquistada en esta tierra.

  

Creer y esperar a pesar de todo

Durante la Reforma protestante, en el siglo XVI, hubo pueblos enteros que dejaron la Iglesia católica para pasar a las nuevas ideas. En un pequeño pueblo de Suiza, que se había hecho por entero protestante, quedó aislada una señora anciana, porque conservó su fe en el Papa, en el valor de las oraciones y del rosario, en la fe de los católicos. Pasaban los años, y cada vez la pobre anciana recibía más y más presiones para que dejase sus ideas y se uniese a los protestantes.